viernes, 2 de octubre de 2015

SEMANA 23. SALUD



Niños con sensaciones alteradas, ¿cómo tratarlos?

Algunas veces, los pequeños inquietos pueden tener problemas de integración sensorial.


 
Hay niños que no soportan tener contacto con algunas texturas y deben trabajar en ello.
Foto: 123rf
Hay niños que no soportan tener contacto con algunas texturas y deben trabajar en ello.
Hace mes y medio, un pequeño de 3 años no podía conciliar el sueño, vivía muy inquieto y sus cosas parecían no fluir. Ahora descansa y se le ve, en general, más relajado. Esto se debe a que ha estado en terapia ocupacional dos veces por semana en un espacio amplio en el que ha podido experimentar en columpios, con texturas, ha puesto a prueba su equilibrio, la sensibilidad de su piel, la capacidad de sus músculos.
No ha sido una terapia cualquiera, ha estado en manos de terapeutas especializadas en integración sensorial, profesionales que están haciendo posible que, en la vida de este niño, el procesamiento de sus sensaciones sea más equilibrado y tenga respuestas más adecuadas al entorno.

Todavía le falta mucho por recorrer, pero al final logrará una buena integración sensorial, es decir, procesar adecuadamente todas las sensaciones y responder adecuadamente al medio.
Algunas señales
Para entender un poco lo que les sucede a estos pequeños, basta con imaginarse en un solo instante todo lo que una persona puede recibir por sus sentidos y no ser capaz de darle a cada cosa su justa medida: ruidos de la calle, la voz de quien le habla, los colores de lo que ve, la mosca que pasó, sensaciones en la piel por la ropa, la música del lugar. Los niños con dificultades de integración casi que reciben todas las sensaciones al mismo tiempo y con la misma intensidad.
En palabras más exactas, la integración sensorial es, como la define la experta en el tema Estela Amador, la capacidad que tiene el sistema nervioso de procesar las sensaciones y dar una respuesta adaptativa.
Esto involucra todos los sentidos, y es así como algunos pequeños tienen más dificultades con el oído. Suelen ser pequeños a los que no les gusta la música a un volumen muy alto, o a veces les parece que las demás personas gritan.
Otros, por el contrario, tienen más dificultades con el tacto; entonces, no soportan cierto tipo de ropa, se sienten agredidos cuando los tocan porque lo que para los demás puede ser una caricia, para ellos puede representar una agresión. Existen otros a los que se les dificulta el manejo del equilibrio y del espacio, y por eso se caen mucho, no soportan los columpios o los rodaderos.
De alguna manera, estos son niños inmaduros que tienen unas respuestas muy exageradas ante las sensaciones que les llegan.
Nada de esto está relacionado con la inteligencia ni la capacidad cognitiva. Esto no significa, por nada del mundo, que exista un retraso. Es solo cuestión de ayudarlo a crecer.
Por tal motivo, es bueno saber que todo esto se puede mejorar con terapia ocupacional especializada en integración sensorial. Cada caso es único y por eso debe ser una terapia individual en la que el niño vaya marcando la pauta, y la profesional lo ayude a ir cada vez un poco más allá hasta lograr nuevas metas.
Podría decirse que la teoría de la integración sensorial es relativamente nueva. Fue expuesta por primera vez por la terapeuta ocupacional con estudios en neurociencia y psicología de la educación Anna Jane Ayres hacia los años sesenta, en Estados Unidos, y su aproximación permitió entender los comportamientos de ciertos menores que habían sido calificados como problemáticos y ayudarlos a salir adelante.
Los problemas de integración sensorial se manifiestan en varios síntomas que durante muchos años, incluso hoy, varios profesionales pueden catalogar como indisciplina, problemas de adaptación, dificultades para concentrarse, pereza, apatía o agresividad.
También se presentan en algunos casos dificultades con la comida, pues las sensaciones en la boca, la lengua al tragar, resultan muy fuertes para el pequeño, y pareciera como si fuera un niño inapetente o necio. O aquel que no puede estarse sentado porque no soporta la textura de la silla o el roce de su piel con su propia ropa, o no puede concentrarse en una tarea y los adultos creen que estos son niños con problemas de atención o inquietos. También existen aquellos en quienes el tono de sus músculos es como un caucho, sin resistencia. Algunos niños pueden tener dificultades en ciertos aspectos y en otros, se presenta un trastorno generalizado.
Ante todas estas dificultades, muchos de estos pequeños se pueden volver ansiosos y controladores, porque tienen miedo de lo que les pueda llegar de afuera. Algunos llorarán mucho, parecerán intolerantes o se verán temerosos.
Ejemplos como estos permiten entender que las manifestaciones son muchas, que pueden ser malinterpretadas por los adultos que no conocen del tema, y generar, en consecuencia, actitudes que pueden agredir o llevar a tildar al menor de necio, inquieto o mimado, cuando en realidad todo lo que él siente son como sensaciones en desorden que buscan atención.
Terapia y ejercicios
Una vez diagnosticado el problema, la terapia apoya a los niños en su desarrollo motor. El lugar ideal para que estos niños reciban ayuda debe ser un espacio amplio, que permita el movimiento, andar, jugar, colgarse, donde haya columpios de diferentes alturas y tipos, pasamanos, cojines, espumas.

La terapia parece un juego, pero siempre debe ser dirigida. /123rf
La terapia debe ser dirigida, organizada y con metas claras definidas por un profesional experto. Debe ser individual; algunas pueden hacerlas dos niños, pero nunca debe ser algo grupal. Según Amador, estas terapias deben ser dos veces a la semana y en algunos casos pueden extenderse durante dos años.
Algunos ejercicios:
1. Una de las actividades que se realizan en las terapias es ayudar a los niños a aprender a sentir poco a poco en su piel. Para ello se utilizan texturas diferentes como arroz, agua, cremas o talcos en diferentes partes del cuerpo como los brazos, las piernas, los pies y las manos.
2. Algunos niños le temen profundamente al movimiento y a levantarse del piso; por eso, la terapia incluye el trabajo en diferentes tipos de columpios.
3. La tarea de la terapeuta consiste en acompañar al niño, jamás en imponerse. Le propondrá retos cada vez más difíciles, los cuales logrará poco a poco mediante el juego.
4. Moverse por diferentes espacios, en los que se exija brincar, ensayar diferentes equilibrios, como, por ejemplo, sobre telas que se estiran a cierto nivel de altura del piso. Esto ayuda a los pequeños a ganar confianza en su cuerpo y estabilidad.
CATALINA GALLO
Especial para ABC del Bebé

SEMANA 23. EDUCACIÓN 2



Cuándo, qué, cómo y dónde / En defensa del idioma

Veamos en qué casos a estas palabras, y a otras semejantes, se les marca tilde.


 
Siempre revise lo que quiere decir antes de tildar estas estas palabras. El contexto es clave en el idioma.
Foto: Archivo Particular
Siempre revise lo que quiere decir antes de tildar estas estas palabras. El contexto es clave en el idioma.
Al leer el encabezado de este texto, una popular canción (1947) del compositor cubano Osvaldo Farrés nos lleva a responder “quizás, quizás, quizás”. Para decidir si marcan tilde, esa misma vacilación embargará a muchos escribientes (no tanto hablantes) frente a una o algunas de las siguientes palabras: que, cual, como, cuando, donde, cuanto. A pesar de que cambian las acepciones para cada una de estas, intentaremos considerar de manera práctica solo los casos en que llevan tilde.
Que. En el Diccionario de la Real Academia Española aparecen 25 acepciones del pronombre relativo, exclamativo o interrogativo o de la conjunción que. Muchas personas dicen, palabras más, palabras menos: “Pues se le marca tilde cuando es pregunta”. Y aquí sí que respondo: “quizás, quizás, quizás”, porque un interrogante que empiece por esta palabra no necesariamente obliga a que esta lleve tilde.

Acudamos al ejemplo, uno de los más efectivos recursos de la enseñanza. Si hay un sol esplendoroso y una temperatura en el ambiente de 37 ºC, pero una persona dice: “Tengo mucho frío”, entonces otra persona, muy sorprendida, sudando y bebiendo agua sin cesar, preguntará: “¿Que tienes frío?”. “Pues, sí; tengo frío”, responderá la primera. Eso es muy distinto a preguntar: “¿Qué (con tilde) tienes frío?”; en este último caso se respondería: “Tengo muy frías las manos”, por ejemplo.
Por tanto, se le marca tilde a que cuando la palabra misma (no tanto la oración) entrañan ese acento enfático, exclamativo o interrogativo: “¡Qué susto!”, “no sé qué quiere”, “me han contado que llegaste hoy”; “¿qué prefieres para cenar: ensalada o cereal?”.
Cual. Para el uso de este término, se aplican recursos muy semejantes a los del que: “¡Cuál no sería mi asombro al verte partir!”; “bella opinión la tuya, de la cual no disiento”; “has viajado cual golondrina en invierno”; “¿cuál de estos cuadros te ha gustado más?”.
Como. Esta palabra funciona como adverbio, conjunción y hasta preposición. Solo se le marca tilde cuando equivale, exactamente, a 'de qué manera'. Ejemplos: “Ignoraba cómo llegan los cohetes a la Luna (ignoraba de qué manera llegan los cohetes…)”; “iré al trabajo como todos los días”; “dime cómo sucedieron los hechos (…de qué manera sucedieron los hechos)”.
Cuando. Lleva tilde si equivale a 'en qué momento'. Ejemplos: “Para la reunión previa al congreso, ¿cuándo nos encontramos? (… en qué momento nos encontramos)”; “ese día, cuando cesó la lluvia, empecé a conducir”; “nadie supo cuándo soportó ese dolor (nadie supo en qué momento soportó…)”.
Donde. Este adverbio relativo de lugar o, a veces, preposición lleva tilde si significa 'en qué lugar'. Ejemplos. “¿Dónde está Juan? (¿en qué lugar está Juan?)”; “ella olvidó el libro donde tú dejaste la revista”; “jamás le dijeron dónde compraron ese incunable (jamás le dijeron en qué lugar compraron ese incunable)”; “recorrí hoy todas las calles por donde desfilamos ayer”.
Cuanto. Esta locución, que puede ser pronombre o adverbio, lleva tilde con el significado de 'qué cantidad de'. Ejemplos: “¿Cuánto dinero necesitas? (¿qué cantidad de dinero necesitas?)”; “nunca supo cuánto tiempo debía esperar (nunca supo qué cantidad de tiempo debía esperar)”; “en cuanto me enteré, me dirigí a la oficina”; “cuanto más leas, más aprenderás”.
Atendamos a las preguntas en estos hipotéticos diálogos. “Viajé cual golondrina en invierno / ¿Cual golondrina en invierno?/ Sí, cual golondrina en invierno”. “Bebo agua como todos los días. / ¿Como todos los días? / Sí, como todos los días”. “Cuando desperté estaba lloviendo / ¿Cuando despertaste? / Sí, cuando desperté”. “El libro de poemas está donde lo encontré ayer / ¿Donde lo encontraste ayer? / Sí, donde lo encontré ayer”. “Aprenderá más, cuanto más lea / ¿Cuanto más lea? / Sí, cuanto más lea”.
Por eso, ante la afirmación de que estas palabras llevan tilde si están en una oración interrogativa, se responde: “quizás, quizás, quizás…”.
Con vuestro permiso.
Por JAIRO VALDERAMA V.
Profesor de Periodismo de la Universidad de La Sabana

SEMANA 23. EDUCACIÓN



Comenzó la versión XX del Concurso de Ortografía de EL TIEMPO

Inscripciones y pruebas clasificatorias para estudiantes colombianos hasta el 23 de octubre.


 
El estudiante que logre triunfar recibirá una beca del 80 por ciento para estudiar un programa de pregrado en la Universidad Javeriana.
Foto: Archivo EL TIEMPO.
El estudiante que logre triunfar recibirá una beca del 80 por ciento para estudiar un programa de pregrado en la Universidad Javeriana.
Ya está todo listo para que los estudiantes del país compitan en el Concurso de Ortografía de EL TIEMPO, que este año tiene un ingrediente adicional: cumple dos décadas de estar fomentando la buena escritura entre niños y adolescentes de Colombia.
Un total de 18 estudiantes han sido ganadores de la competencia, desde su nacimiento en 1996, pues uno de ellos fue ganador dos veces consecutivas: Nicolás Acevedo Rebolledo (2008 y 2009, del colegio Corazonista de Bogotá).

David Leonardo Villamil, por su parte, tiene el honor de haber sido el primer ganador. “Recuerdo que fue increíble. Me sentí muy bien porque nunca pensé que tener ortografía fuera considerado un talento; de hecho mis amigos me decían que la ortografía no servía de nada, por eso me sentí retribuido”, comenta hoy este ingeniero de sistemas y empresario de los videojuegos, quien en ese momento era estudiante del colegio Tunal de Bogotá.
En 2015, la convocatoria irá hasta finales de octubre para dar tiempo suficiente a que estudiantes entre once y veinte años de edad, alumnos de secundaria de jornada diurna de colegios aprobados por el Ministerio de Educación Nacional, participen. El ganador será quien supere las tres etapas que componen el concurso.
La primera es la convocatoria e inscripción que comenzó el pasado 27 de agosto y estará abierta hasta el 23 de octubre de 2015 hasta las 11:59 p.m. en el sitio web del concurso:concursodeortografia.com.
La segunda, que va en el mismo lapso de tiempo, está constituida por dos pruebas clasificatorias que también se realizarán a través de ese sitio web. Estas pruebas están compuestas por varias secciones de preguntas que deben ser resueltas en su totalidad, y aunque no tienen un tiempo límite para hacerlo, el tiempo será cronometrado y tenido en cuenta en caso de empate. En la primera prueba clasificarán los participantes con calificación igual o superior a 80 puntos sobre 100. En la segunda clasificarán los ocho estudiantes que tengan el mayor puntaje, siempre y cuando sea igual o superior a 80 puntos sobre 100, quedando así como finalistas.
Los finalistas (cuatro de Bogotá y cuatro de fuera de la capital colombiana) pasarán a la tercera etapa. La gran final se realizará el 19 de noviembre en Bogotá.
El estudiante que logre triunfar recibirá una beca del 80 por cientopara estudiar un programa de pregrado en la Universidad Javeriana.
El participante que ocupe el segundo lugar, así como el que ocupe el tercero, recibirá una tableta. Los ocho finalistas obtendrán unasuscripción al periódico EL TIEMPO por un año.
Palabras de ganadores
“Ganar el XIX Concurso de Ortografía significó para mí un logro impresionante, una evidencia de que la ortografía es suficiente para conseguir metas relevantes, y un aliciente para recordar que siempre debo escribir mis palabras de forma correcta para que el mensaje se transmita a cabalidad”, sostiene Juan Esteban Montoya, el joven del Colegio Seminario Menor de Nuestra Señora del Rosario, de Manizales, ganador en 2014.
“Creo que este concurso aporta mucho a las actuales generaciones, ya que, con la inmediatez de la información y las herramientas tecnológicas, a veces se descuida la ortografía, la cual sigue siendo importante porque es la carta de presentación de uno como persona. El corrector no es perfecto y la gente se confía”, dice Natalia Rueda Olarte, del colegio Nacional Clemencia de Caycedo de Bogotá, ganadora 1998.
La página web del Concurso
En concursodeortografia.com se encuentran notas relacionadas con la lectura, la escritura, así como recomendaciones para ampliar el vocabulario, entrevistas con expertos en el idioma y la ortografía, información detallada del concurso como metodología, premios, calendario y consejos para concursar.
Para participar ingrese a concurso.concursodeortografia.com o escribe a comunicaciones@concursodeortografia.com.