Visita del papa, la bendición que le faltaba al proceso de paz
Podría romper resistencias que persisten sobre penas alternativas y participación política de Farc.
Si es un hecho, como lo es que la principal
razón de la visita del papa a Colombia es respaldar de manera personal
el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, la gran pregunta es cuál
será el impacto de este apoyo en los diálogos de La Habana. El efecto
será doble: en la mesa y sobre la sociedad colombiana,
independientemente de que la visita ocurra este o el próximo año.
En la mesa porque, como es evidente en la
carta que anuncia su viaje al país, el papa Francisco abordará los temas
sensibles de la negociación. Los menciona de manera explícita: los
derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación, y la
solución de los problemas de “injusticia, de inequidad, de corrupción,
de exclusión”.
El primer tema es la exigencia del país sobre las Farc y otros actores del conflicto armado. El segundo es el reclamo histórico de esta guerrilla frente al Estado.
Este fino equilibrio que muestra el papa antes
de venir a Colombia, y que seguramente va a ser el rasgo característico
de su mensaje al país, será sin duda valorado por las Farc, pues de
manera reiterada hablan de las responsabilidades compartidas en el
conflicto armado y en su solución.
No sería de extrañar que incluso antes de la visita de Francisco el grupo armado haga un gesto con las víctimas, más allá del que tuvo con las familias de la masacre de Bojayá el año pasado, a las que les pidió perdón.
Del lado del Gobierno, aunque ya este asumió
en la mesa compromisos para atacar los problemas de exclusión social y
política, como la distribución de tierras y la participación de las Farc
en elecciones, el mensaje del papa plantea la necesidad de que supere
la retórica y la traduzca en hechos.
El hecho de que el papa se tome el trabajo de
venir a Colombia para recordarle a cada parte su compromiso y
responsabilidad con la paz no pasará inadvertido en la mesa de
negociación.
El impacto más fuerte
Pero, quizás, el mayor impacto de la visita de Francisco será sobre la sociedad colombiana.
La ola emocional que puede desatar su
presencia en un país mayoritariamente católico, por su investidura y por
la cercanía que ha mostrado Francisco con la realidad de la gente desde
el inicio de su papado, podría producir un apoyo inusitado al proceso
de paz.
Esto, hasta el punto de que la presencia del
papa en Colombia podría convertirse en el parteaguas del proceso de paz
ante la opinión pública.
No sería extraño que, tras la visita de Francisco, en el país se hable de un antes y un después en la negociación con las Farc.
Si bien las encuestas indican que el optimismo
frente a la firma de un acuerdo de paz ha venido aumentando desde el
inicio de las negociaciones –el 19 de noviembre del 2012–, los mismos
sondeos siguen mostrando serias resistencias a que los jefes de las Farc
no paguen cárcel por los delitos graves que han cometido. Los
resultados son similares ante la idea de que participen de manera
directa en política.
No hay que descartar que el golpe anímico que
puede producir la presencia del papa en Colombia sea mucho más efectivo,
en términos de apoyo a la negociación con las Farc, que los esfuerzos
de pedagogía que está haciendo la Presidencia de la República en las
regiones y en los cuarteles militares.
Pero para que esto pase debe haber, a la par,
gestos contundentes de esta guerrilla frente al país. Para las Farc, la
visita del papa es la oportunidad para reconocer, por ejemplo, que
utilizar el secuestro como parte de la guerra fue un error.
Hasta el expresidente cubano Fidel Castro ha criticado con energía a esta guerrilla por el secuestro de civiles y la retención de prisioneros en las difíciles condiciones de la selva.
En su libro La Paz en Colombia se refirió a estas prácticas de las Farc como “métodos objetivamente crueles”.
Que los jefes de esta guerrilla lo asuman así,
sería una manera inteligente de capitalizar el impacto emocional que
tendrá sobre los colombianos la visita del Papa.
Bien dice una persona cercana al proceso de paz, que “la verdadera negociación no es entre el Gobierno y las Farc, sino entre estas y los colombianos”.
El tipo de beneficios que el Gobierno pueda
ofrecerles a los jefes de esta guerrilla comprometidos en delitos graves
dependerá de lo que el país esté dispuesto a aprobar, cualquiera que
sea el mecanismo de refrendación.
Finalmente, la perspectiva de que la presencia
de Francisco en Colombia provoque un impacto tan grande sobre el
proceso de paz enfrenta a la oposición uribista a un panorama político
muy complicado.
Salvo que cambie de estrategia, le resultaría muy difícil persistir en su oposición a ultranza a un proceso de paz que cuente con la bendición del papa. En esa bendición, que además de espiritual será política, está la trascendencia de la visita de Francisco a Colombia.